miércoles, 23 de julio de 2014

Día 15. Tiro do Cordel

Comienza el día en el Fin de la Tierra, recogemos las cosas del hostal- casa familiar- extraño lugar en donde nos alojábamos y partimos rumbo a la búsqueda del Faro de Fisterra,  no sin antes dar un paseo por el mercadillo con el que nos encontramos mientras nos dirigíamos a nuestro destino.

Subida al Faro de Fisterra
Tras 3 kilómetros de sol aplastante, que logramos sobrellevar debido a las espectaculares vistas y al grupo de divertidos delfines que nos acompañaban;  llegamos.

No había mucha gente, supongo que porque no era la hora punta, pues, es durante el atardecer cuando todos los peregrinos acuden allí tras finalizar su camino.


Faro Finisterre
Nos sentamos a reflexionar cada una, nos tomamos nuestro tiempo y disfrutamos de las vistas.

La tradición dice que una vez allí el peregrino debe quemar los atuendos con los que ha llevado a cabo su marcha, pero nosotras,decidimos dejar esto para la próxima vez que sí lleguemos andando hasta Finisterre.

"Reflexionando" ...
Volvimos al pueblo,  y una vez allí buscamos la playa de la Langosteira (habíamos estado allí cuando hicimos el camino francés con Belén y papá hacía 2 o 3 años y nos hacía ilusion volver, además el día pedía a gritos un buen chapuzón). Llegamos.  Nos bañamos.  Cogimos un montón de conchas realmente bonitas (esta playa está repleta de ellas, de verdad, es alucinante).

Comida Tiro do Cordel

Tras una llamada, y el consentimiento de "papiroflexia" fuimos a comer a "Tiro do Cordel" (el mejor sitio del mundo , no exagero.) Allí,  Pepe, el dueño, quien disfrutaba de una comida con un amigo en la mesa de al lado, no pudo ser mas amable con nosotras. Nos eligió el menú y mantuvimos una amena conversacion culinaria durante toda la comida ( que más que comida debería definirse como festín,  pues parecía que estábamos en una comunión o cualquier evento de este calibre).

Cuando terminamos, conocimos a Jerry, un chico nicaragüenses que hace artesanía y vive en Fisterra desde hace unos años,  charlamos un rato con el grupo de gente que había alrededor de su puestecito, luego nos despedimos y nos echamos un ratito en la playa a descansar.

Nos despertamos a eso de las 19.00 y emprendimos la búsqueda del hostal donde alojarnos esta noche, pero, debido al exceso de relax por nuestra parte y a una avalancha de peregrinos en el bus de las 19.30, por más que buscamos albergue, no cabía en ninguno de ellos ni un alfiler.

Miguel, un murciano que regenta el albergue "do sol y da luna" se ofreció a acogernos en la sala de meditación del albergue al sentir cierta nostalgia por encontrarse con un par de huertanicas, pero, aprovechando la buena noche que hacía,  y nuestro encuentro co  Oli ( el peregrino que venía de Berlín del que os hablamos en nuestro sexto día de aventura), quien nos aconsejó acampar en la playa en un rinconcito genial donde acampaban otros peregrinos,  deidimos volver a la playa en la cual habíamos pasado nuestro fantástico día de vacaciones e instalar nuestro asentamiento alli.

Algunas de las reliquias con las que nos hicimos 

De camino,  nos encontramos a Nathan, un chico de Chicago genial con el que compartimos una birra en la playa mientras nos contabamos quiénes eramos y quienes queríamos ser, que resultó ser una caja de sorpresas contándonos sus experiencias en Africa, donde habia vivido los dos últimos años,  o enseñándonos las constelaciones y la situación del norte y el sur... Finalmente,  se despidió de nosotras para ir a dormir snun slbergue pecioso a pie de mar, con la promesa de que mañana nada más despertarnos le diríamos que estábamos bien, y con la de que el día 24 nos cruzaríamos de nuevo, esta ven en Santiago.

Amanece en Playa Langosteira

Con la foto de este magnifico amanecer con el que hemos despertado, nos despedimos desde Santiago limpitas y convertidas en niñas (no en sirenas como estos últimos días)


#PiliyMili

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